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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 28

Capítulo 28 - Dos aliados improbables, cuarta parte

Kana se colocó encima del soldado que acaba de derribar e hizo una perfecta pose de victoria mientras movía la cola de un lado a otro. De repente miró a Cecilie y preguntó emocionada:

—¿Estuve genial? Eso fue heroico, ¿cierto?

Cecilie no sabía si debía reír o llorar, pero sabía una cosa: se alegraba de que Kana hubiera venido. Sonrió a pesar de las lágrimas y asintió con la cabeza.

—¡Sin duda, lo hiciste genial, devoraste!

Kana se puso las manos en las caderas, levantó el hocico al cielo y resopló orgullosa.

—¡Mierda! ¡Justo cuando estaba a punto de probarla! ¡Todos, dense prisa y capturen a este maldito lagarto!. Solo así podremos tomar a la chica…

—Kana, acaba con estos tipos rápidamente. Puedo detectar a otro merodeando entre los arbustos. —Lysairth había detectado a otra persona entre los arbustos cercanos, observando el desarrollo de los acontecimientos.

—¡De acuerdo! —respondió Kana alegremente. Estaba de muy buen humor después de haber sido elogiada por su increíble entrada—¡Es hora de acabar con el resto!

El soldado más cercano a ella ni siquiera tuvo oportunidad de reaccionar cuando Kana se acercó de repente a él y lo rasguñó violentamente, creando un enorme tajo en su pecho, para después clavar sus afilados dientes en su cuello. Kana lo hizo todo en un movimiento rápido y utilizó el cuerpo del soldado como trampolín para saltar al siguiente. En un instante, entre garras y mordiscos, dos de los cuatro soldados estaban muertos.

—¡Maldición! ¿Por qué es tan rápida? —el penúltimo soldado gritó antes de comenzar a retroceder lentamente. No le estaban pagando lo suficiente para lidiar con esto.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó Kana mientras escupía un trozo de carne y corría directamente contra el hombre. El soldado intentó desesperadamente blandir su espada contra Kana, pero ella utilizó sus patas traseras para apartarla de un puntapié. Hizo girar su cuerpo en el aire y atacó con la cola.

Cuando Kana aterrizó, el último soldado gritó mientras golpeaba con su espada la espalda de Kana.

—¡Kana! —Cecilie gritó mientras oía un fuerte sonido metálico. Pero la sangre que tanto Cecilie como el soldado suponían no se veía por ninguna parte.

Kana frunció el ceño mientras giraba la cabeza y miraba al soldado por encima del hombro.

—¿¡Te atreves a tocar mi trasero con tu espada!? ¿Quién eres, el monje Miroku? ¡Que pervertido!?

Lysairth suspiró rendida mientras le decía: —¡Kana, querida, eso no estaba ni cerca de tu trasero! ¿Y quién demonios es el monje Miroku?

Kana, con ayuda de sus garras, acabó rápidamente con el soldado de la espada.

—Lysairth, ¿dónde se esconde el último?

—Está intentando escapar. Se dirige al sur —Respondió Lysairth.

—Cecilie, ahora vuelvo—. Dijo Kana mientras salía corriendo, sin esperar respuesta.

En el bosque, corriendo con todas sus fuerzas, Ray no quería otra cosa que alejarse de Kana.

—¡Eso no es un dragón! ¡Es un demonio! ¿En qué demonios estaba pensando mi padre? ¡Incluso ni una espada puede lastimarla! ¡Mierda! ¡He perdido a tantos hombres por ese lagarto parlante!

Ray siguió corriendo y corriendo, y al pasar por un matorral lleno de espinas, la pernera de su pantalón se enganchó haciéndole tropezar. Rápidamente volvió a ponerse en pie, pero cuando levantó la cabeza vio al demonio del que tanto escapaba.

—¡Aahh! ¡Aléjate!

—¡Hola! Qué casualidad encontrarte aquí. Verás, creo que Cecilie quiere hablar contigo. Yo también quiero tener unas palabras contigo, así que por favor, ¿nos acompañas a tomar un té? Hmmm... ¿Eso es correcto, té? Eso debería ser correcto. En fin, ven. —Kana le rodeó el cuello con la cola y empezó a correr por el bosque hacia Cecilie. No tuvo la más mínima delicadeza al golpear el cuerpo de Ray contra el suelo una y otra vez y arrastrarlo por rocas afiladas y matorrales llenos de espinas.

Por otro lado, Cecilie esperaba con calma a Kana. Se había salvado. Kana no la había defraudado. Nunca había confiado su vida a nadie, pero por alguna razón, cuando Kana le pidió que dejara de luchar y huyera, sintió que Kana no la abandonaría. Que Kana volvería después de encargarse de los cinco hombres que ella apartó. Se miró el tobillo hinchado y los cortes y rasguños. Vio lo desgarrada que estaba su ropa y soltó una carcajada.

—Ojalá no fuera humana... ¡Tener un cuerpo tan débil me pone ansiosa!

El odio de Cecilie hacia los demás humanos se había acentuado ese día. Deseaba poder acabar con toda la especie. Mientras estaba sumida en sus pensamientos oyó un crujido en un arbusto cercano y un objeto fue arrojado delante de ella. Cecilie miró el objeto y se dio cuenta de que era un humano. Pero estaba ensangrentado. Con una sola mirada, se dio cuenta de que la persona tenía muchos huesos rotos.

—¡Cecilie, he traído al señor sonrisas para el té! —Kana salió caminando de entre los arbustos y se sentó encima del desastre ensangrentado.

—Espera, ¿ese es Ray? —preguntó Cecilie al darse cuenta de quién hablaba Kana.

—Mmm... El tipo de la sonrisa falsa. Aunque no estoy segura de cómo es que terminó así. —Kana miró el estado actual de Ray y se rascó la cabeza.

Cecilie se echó a reír. Después de todo lo que había pasado hoy, se alegraba de poder seguir riendo.

—Kana, ¿dónde vamos a conseguir té por aquí?

—De todas formas, lo he traído por si querías decirle algo. Si no, le incineraré el trasero.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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