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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 3

Capítulo 3 - ¿¡Virginidad perdida!?

— ¡Aunque no tenga miedo a las alturas, esto sigue dando miedo! —Kana miró hacia abajo y se estremeció. Sintió un poco de miedo en su interior, pero clavó sus garras en la ladera de la montaña y se preparó para bajar— ¡Ánimo, lo lograré!

Superando el saliente en el que se encontraba, Kana respiró hondo y comenzó a descender lentamente por el acantilado. Mantuvo el cuerpo pegado a la superficie y clavó las garras profundamente, abriéndose paso lentamente hasta el siguiente saliente más cercano.

— Me siento como un caracol... ¡Por qué será que esto está tardando tanto!

Su ascenso a la cornisa más cercana se sentía como si se estuviera moviendo más lento que el tiempo mismo. Lo peor era que, de vez en cuando, una ráfaga de viento se precipitaba montaña arriba, soplando su pequeño cuerpecito como si fuera una ligera pluma, a pesar de ello, Kana se aferraba a la pared con fuerza.

— Juro que si alguien me invita a escalar después de esto, le daré con la cola en la cara. Los azotaré tanto que ni sus propias madres podrán reconocerlos. Lo único bueno es que prefiero hacer esto a pasarme el día buscando comida o escondiéndome de gente desagradable… Esos días no fueron nada divertidos. Los seres humanos están podridos hasta la médula. No tengo ni idea de cuántas veces estuve a punto de ser vendida o golpeada por esos malditos. Supongo que tuve suerte incluso de escapar de alguna de esas situaciones. Pero conozco a unos cuantos que no... Menos mal que la mayoría pensaba que yo tenía diez años en comparación con mi edad real. Quizá si hubieran sabido que tenía dieciséis, mi destino habría sido terrible.

Continúo descendiendo por la montaña. La melancolía inundó su pequeño corazón y recordó detalles de su vida pasada que deseaba olvidar. Kana notó que otra vez estaba poniéndose sentimental y sacudió la cabeza, intentando disipar aquellos pensamientos.

— Tal vez esto sea en realidad el cielo, y el lugar de donde vengo es el infierno... Pero si ese fuera el caso, ¡No tendría que estar descendiendo así por esta maldita montaña!

Renegó mirando hacia el cielo, esperando que algún dios oyera su queja. Kana suspiró agotada y cuando bajó la vista notó que ya estaba cerca del siguiente saliente. Le faltaba muy poco para llegar a tierra firme.

— ¡Lo logré! —Kana alcanzó por fin el saliente, se impulsó desde la pared, giró su cuerpo en el aire y aterrizó sobre sus patas traseras. Puso su pata izquierda en su cintura e hizo una señal de V con las garras derechas mientras guiñaba un ojo.

Bueno, esa era una pose extraña…

Sonrió satisfecha con su arduo trabajo y cuando se disponía a continuar su camino percibió un aroma agradable— Huelo algo dulce…—miró a su alrededor y vio un montón de arbustos que crecían junto al acantilado. En dichos arbustos había grandes frutos redondos del color del arco iris que desprendían un olor muy dulce— Hmmm... ¿Serán venenosos? No tengo ni idea de si lo son o no, pero supongo que puedo probarlos.

Kana se levantó sobre sus patas traseras e intentó alcanzar la fruta, pero su altura no se lo permitía, lamentablemente era demasiado pequeña.

— ¡Buaj! ¿Por qué está tan alta? …Quizá si intento apoyarme sobre mi cola podría... ¡Ahhh!

Usó su cola como punto de apoyo y trató de mantener el equilibrio, eso le dio la altura justa para apenas tocar la fruta arco iris, pero al intentar estirarse un poco más para agarrarla, perdió el equilibrio. Por desgracia para ella, no notó que el arbusto cubría una pequeña cueva oculta. Lo peor era que justo en la entrada había una pendiente pronunciada hacia abajo. Kana se desplomó y cayó por la empinada pendiente, golpeándose contra muchas rocas y las paredes de cada lado.

— ¡Ay! ¡Ay! ¡Maldita sea! Creo que algo se metió en mi trasero.

Kana llegó al fondo con un fuerte golpe. Le dolía todo el cuerpo, se levantó despacio y revisó sus extremidades meticulosamente.

— Por suerte, no tengo nada roto. Tampoco parece que tenga cortes ni rasguños. Lo que más me duele es el trasero… —Kana se miró el trasero y... — ¡¿Tengo una maldita piedra en el trasero?! No me extraña que sintiera algo raro. Y pensar que mi virginidad anal de lagartija fue robada por una maldita roca… Viéndome bien, parece que soy una chica... espera, eso no viene al caso, ¿cómo diablos voy a sacarme esto?.

La pobre lagartija se agachó y, con gran esfuerzo, se liberó de la situación. Se levantó y suspiró aliviada.

— Gracias a Dios que no está roto. Pensar que es mi primer día en un mundo nuevo y ya he perdido una de mis dos virginidades, y precisamente con una roca... Mientras nadie lo haya visto, todo está bien, ¿no?

Sacudiendo el cuerpo para quitarse todo el polvo, Kana echó por fin un vistazo a su alrededor. En la oscura y tenue cueva no había ni una pizca de humedad. Sólo era una gran caverna con una profunda y oscura caída hacia el negro abismo que había debajo. Había otra zona en la cueva con un antiguo puente de madera que no parecía muy seguro, conectaba dos zonas. Pero lo que más llamaba la atención de Kana era el gran templo tallado en roca que se encontraba en el otro extremo de la caverna.

— ¿Por qué siento que algo me llama y me dice que entre en ese templo? —Kana miró fijamente el templo antes de sacudir la cabeza— No importa, probablemente sea un fantasma o algo que intentará comerme. ¡Mi pequeño cuerpo de lagartija no será comida para nadie! Es mejor que salga de esta cueva y continúe bajando por la montaña.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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