Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 34

El conejo de tres cuernos que Kana acababa de cazar seguía agitándose, intentando escapar. Tras recibir un buen golpe, Kana consiguió morderle la pata delantera y arrancarle un buen trozo. Kana aterrizó en el suelo y engulló el trozo de carne fresca, sin importarle que estuviera cruda.

Cecilie, quien observaba todo eso, estaba realmente asombrada de lo que estaba sucediendo. Pero su asombro no duró mucho cuando oyó un crujido detrás de ella. Se dio la vuelta, y fuera de la línea de árboles, a pocos metros de distancia, había una figura muy familiar que Cecilie realmente deseaba no volver a ver nunca más.

—¡Oso cornudo de tres ojos!

El mismo oso cornudo de tres ojos que había visto antes. Cecilie saltó rápidamente lejos del oso de tres ojos y sacó su arco. No tenía más remedio que intentar detenerlo.

—¡Kana! ¡Tenemos problemas! —gritó Cecilie mientras disparaba su flecha a uno de los ojos del oso cornudo de tres ojos. Cecilie maldijo su suerte porque ahora se veían obligados a luchar no contra uno, sino contra dos monstruos de alto nivel a la vez. Tenían suerte de que ahora mismo los humanos que vendrían a por ellos no estuvieran aquí todavía.

Kana se giró y miró en dirección a Cecilie cuando la oyó gritar. Cuando sus ojos se posaron en la osa cornuda de tres ojos, su anterior estado de locura por el hambre desapareció rápidamente. El miedo empezó a invadirla y sus movimientos se volvieron lentos. El conejo de tres cuernos notó un cambio en el comportamiento de Kana y rápidamente atacó con sus patas traseras intentando aplastar a Kana contra el suelo como si fuera un insecto.

—¿¡Kana, qué estás haciendo!? ¡Ignora al maldito oso y huye! —gritó Lysairth. Por suerte, esta vez sus palabras calaron, y Kana hizo todo lo que pudo para intentar apartarse, pero la garra del conejo de tres cuernos le rasguñó la pata trasera derecha. Era el primer daño real que Kana recibía desde que llegó a este mundo.

[HP: 500] [-100]

…

[HP: 400]

—¡Ay!— Kana gritó al sentir que algo le cortaba la pata trasera. Miró hacia abajo y vio que sangraba por un enorme corte.

—¡Kana!—gritó Cecilie cuando vio que ésta caía hacia un lado y que un chorro de sangre salía disparado de su pierna. Rápidamente, Cecilie disparó otra flecha al oso cornudo de tres ojos antes de correr hacia Kana.

Poco sabía Cecilie que su decisión de correr al lado de Kana era la mejor decisión que podía tomar en ese momento. Mientras el conejo de tres cuernos levantaba su pata del suelo, Cecilie llegó rápidamente al lado de Kana y tiró de ella hacia atrás todo lo que pudo. Ceili arrancó rápidamente una tira de su camisa y la envolvió alrededor de la herida de Kana, atándola con fuerza.

—¿Estás herida en algún otro sitio?

Kana miró a Cecilie con gesto agradecido y negó con la cabeza. —No, sólo la pierna, gracias.

—Entonces, ¿qué debemos hacer? Ahora mismo estamos atrapados con dos monstruos de alto nivel.  —Cecilie no veía ninguna salida a esta situación. Pero todo cambió cuando escucharon un fuerte rugido.

El conejo de tres cuernos había atacado al recién llegado que había entrado en sus dominios. Comparado con el lagarto herido y el humano, el oso de tres cuernos era una amenaza mayor para el conejo. Rápidamente se abalanzó sobre él, golpeándole en el estómago y haciéndole volar. Al estrellarse contra un árbol cuatro cortes sangrientos aparecieron a lo largo del estómago del oso.

Aunque los dos monstruos eran de la tercera evolución, se podría pensar que el oso de tres cuernos tenía ventaja sobre el conejo de tres cuernos. Si bien eso puede ser así en la primera y segunda fase de su evolución, había una muy buena razón por la que el conejo de tres cuernos era capaz de hacer su dominio tan cerca de las montañas donde el oso de tres cuernos no podía. Esto se debía a que la velocidad, la fuerza y las afiladas garras del conejo de tres cuernos eran mucho más mortíferas. Un oso cornudo de tres ojos era lento y perezoso, pero cuando luchaba contra un veloz y fuerte conejo de tres cuernos, era superado en todos los sentidos. Y esta escena se desarrollaba frente a ellos.

El oso de tres cuernos lanzó un rugido de rabia, se puso en pie y golpeó el suelo con las patas delanteras. Grandes pinchos puntiagudos hechos de roca salieron disparados del suelo, corriendo hacia el conejo de tres cuernos, que se quedó quieto como si lo que estaba haciendo el oso de tres cuernos no fuera diferente a lanzarle un ligero puñetazo. Justo antes de que las púas de tierra alcanzaran al conejo de tres cuernos, éste dio un pisotón en el suelo, haciendo que éste se abriera frente a él. Esta grieta alcanzó al oso cornudo de tres ojos, desviando las espinas de roca y amenazando con tragárselo.

A un lado, Cecilie ayudó suavemente a Kana a entrar en la cueva para mantenerse fuera del camino de la lucha que se estaba produciendo entre los dos monstruos de alto nivel. Cecilie buscó en su mochila y le dio a Kana un frasco rojo.

—Bebe esto. Te ayudará a curar tus heridas.

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