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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 39

Capítulo 39 - 2 Vs 30000, cuarta parte

El sol de la mañana brillaba a través de las copas de los árboles. El sonido de los pasos resonaba en el bosque. No había sonidos de pájaros ni de ningún otro animal de los que se oyen a primera hora de la mañana. El sonido de los soldados abriéndose paso hacia Kana y Cecilie espantaba a cualquier monstruo de bajo nivel. En cuanto a Kana y Cecilie, estaban fuera de la cueva mirando a lo lejos.

—Podemos poner las trampas así.

Las dos sólo durmieron unas horas. Acabaron pasando el resto de la noche colocando trampas a lo largo de las paredes de los acantilados que Cecilie podía activar con una flecha. Ya no necesitaba usar flechas hechas por humanos ya que ahora podía crearlas con magia. Después de muchas horas colocando trampas aquí y allá, Kana y Cecilie cavaron unas zanjas justo fuera de la cueva para cubrirse y utilizaron la hierba seca y algunas ropas de repuesto para hacer un maniquí de Cecilie. Cubrieron todo el muñeco con una capa para que se notara menos.

—Sólo podemos hacer esto...— Cecilie sabía que era una batalla a vida o muerte, y le preocupaba que las cosas acabaran mal—Kana, si las cosas llegan al punto en que vamos a morir. Quiero que corras tan rápido como puedas y escapes. Eres el primer dragón que aparece en cientos de años. No dejaré que mueras aquí. Haré todo lo que pueda para abrirte una vía de escape cuando llegue el momento.

Cecilie sabía que ya no intentarían capturarla ahora que parecía una semihumana. Pensarían que era una semi humana cualquiera que pasaba por allí, y la verdadera Cecilie huiría, dejando a la dragona en paz. Su objetivo sería matarla y luego intentar recuperar a Kana. Pero si empezaban a sentirse presionados, podrían cambiar de planes y atacar directamente a Kana para matarla.

Kana sintió lo mucho que Cecilie se preocupaba por ella, lo que hizo que a Kana se le humedecieran los ojos. Se acercó a Cecilie y la abrazó—No te abandonaré. Si vamos a morir, podemos morir juntas...

Kana ya había muerto una vez. No quería morir, pero ahora que Cecilie y ella eran como hermanas, no dejaría que Cecilie muriera mientras ella huía. Kana no sería capaz de vivir consigo misma si ese fuera el caso.

—Kana, si las cosas se ponen feas, quiero que te agarres a Cecilie. Usaré lo último de mi poder para enviarlas a las dos lejos de aquí… —Lysairth sabía que usando todo su poder, desaparecería para siempre. Pero no quería que estas dos murieran aquí. Especialmente Kana. Y como Kana no estaba dispuesta a dejar a Cecilie atrás para escapar, entonces no había otra opción que salvarlas a ambas.

—¿Lysairth? —Kana estaba ligeramente confusa— ¿Qué quisiste decir con lo último de tu poder?

—Querida, yo ya morí hace tiempo. Así que el hecho de que yo desaparezca es algo normal, y al final, algún día, acabaré desapareciendo cuando mi energía se agote por fin. Usarla para salvar al que podría ser el último de mi especie merece la pena. Le daría un gran sentido a mi vida. —dijo Lysairth en voz baja.

—Pero… —Kana estaba al borde de las lágrimas; todos hablaban de sacrificarse por ella. No quería perder a nadie. No quería perder a sus seres queridos. Veía a Lysairth como su nueva madre y a Cecilie como su hermana mayor. No quería perder a ninguna de ellas, pasara lo que pasara—Sólo tenemos que ganar, ¿verdad? Sólo tengo que matar a todos los humanos para librarnos de este lío, ¿verdad?

Las palabras de Kana sorprendieron a Lysairth. Era una chica tonta, muy crédula y simpática. A veces hablaba en serio y otras era una payasa. Pero en momentos así, era capaz de dar algo de esperanza. Lysairth podía sentir la determinación de Kana. Pero el hecho de que se enfrentaran a tantos seguía preocupando a Lysairth. Aun así, Lysairth asintió con la cabeza: —¡Mmm! Sólo tenemos que ganar—.

—¡Correcto, sólo tenemos que ganar! —gritó de repente Kana, sobresaltando a Cecilie.

—¿¡Kana!? —Cecilie miró a Kana, que dejó de abrazarla.

—¡Cecilie, ganaremos! ¡Lo superaremos juntas! Pase lo que pase, estaremos juntas. Somos un equipo, ¡una familia! Nunca podría abandonarte, igual que tú no me abandonarás a mí. Si me dices que huya, lo ignoraré todo y lucharé hasta mi último aliento. Así que para no permitirnos caer en una situación así, ¡sólo tenemos que ganar! —gritó Kana con gran determinación.

Su ardiente espíritu de victoria empezó a contagiar a Cecilie— Tienes razón. ¡Sólo necesitamos ganar! Masacraremos a todos los humanos que se atrevan a hacernos daño.

Después de eso Kana y Cecilie comenzaron  a recitar un extraño cántico que resonó por toda la cueva.

—¡Matemos a todos los humanos!

A medida que la primera línea se acercaba a la cueva, todos podían oír este extraño cántico mientras resonaba fuera de la cueva y a través de la estrecha entrada que conducía a la cueva. Todos los hombres empezaron a temblar y rápidamente se pusieron en guardia, mirando a su alrededor.

—¿Es un fantasma?

Esta pregunta era la que rondaba por la mente de todos los que escucharon el cántico. La forma en que las voces de Kana y Cecilie rebotaban en las paredes del acantilado alargaba su voz, creando un tono fantasmal

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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