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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 4

Capítulo 4 - Templo Antiguo, primera parte

Kana llevaba varios minutos intentando salir de la cueva. Al principio tuvo la idea de escalar tal y como lo había hecho hasta antes de entrar a la caverna, creyó que podría usar sus garras para adherirse a la superficie y así salir. La idea de Kana había sido buena, pero pronto se dio cuenta de que no iba a funcionar. Las paredes que conducían a la entrada estaban hechas de un tipo de roca distinto al de las rocas de las montañas del exterior. Sus garras no podían clavarse, lo que no le permitía hacer ningún punto de apoyo al que agarrarse para volver a subir fácilmente. Intentó correr ladera arriba, pero sólo recorrió unos metros antes de volver a resbalar.

— ¡Maldita sea! —exclamó frustrada, miró a su alrededor y frunció el ceño al notar que, ya que no podía salir de la cueva, solo le quedaba atravesarla— Así que no tengo más remedio que dirigirme al templo. ¡Estupendo! No quería ir donde el fantasma,

Kana dio un pisotón indignada, realmente no quería acercarse al templo de aspecto aterrador.

— Supongo que no tengo más remedio que ir... Ese lugar me recuerda a aquella vieja fábrica en la que me escondí durante toda una noche mientras huía de los traficantes de personas. Al menos, creo que eran traficantes de personas. Todos iban vestidos con trajes negros y llevaban gafas de sol negras. A mí me parecían bastante sospechosos...Sé que tengo que dejar de hablar sola... Pero después de hacerlo durante casi dieciséis años en mi vida pasada, será difícil deshacerse de este viejo hábito.

Suspiró y empezó a caminar hacia el puente de aspecto antiguo. Se paró frente a él y, nerviosa, puso el pie derecho sobre la primera tabla. Empujó un par de veces y vio cómo se sacudía y se balanceaba, provocando en Kana ganas de llorar.

— ¿Por qué todo lo que he tenido que hacer desde que renací es una trampa mortal? Quizá me equivoqué. Quizá esto sea realmente el infierno. Dios, te doy las gracias por darme otra oportunidad, pero ¿por qué me enviaste a un mundo lleno de trampas mortales? ¿Es porque me comí el resto de esa hamburguesa de la bolsa de basura de ese hombre? ¿¡Es por eso!?

Kana sabía que esa no era la razón, pero en ese momento sólo quería quejarse. Tener una segunda oportunidad sonaba bien para ella pero, ¿por qué todo estaba siendo tan complicado? apenas era su primer día en este nuevo mundo. Kana sacudió su trasero de lagartija y decidió subir al puente. Por desgracia, si se caía, sería lagartija muerta. No había barandillas en el puente y, aunque las hubiera, ella era demasiado pequeña para usarlas. Hizo exactamente lo mismo que en la pared del acantilado, empujó su cuerpo contra la superficie de madera vieja y clavó sus garras en ella. Continuó avanzando con cuidado, con la mirada al frente. No se atrevía a moverse más que en línea recta por miedo a sacudir demasiado el puente. Lo que a Kana le parecieron siglos fueron en realidad sólo treinta minutos. Y eso considerando que fue tan veloz como un caracol.

Cuando por fin llegó al otro extremo Kana se levantó, miró hacia atrás y sonrió. Se puso sobre sus patas traseras y, con sus garras delanteras, hizo la misma pose de victoria que antes.

— ¡Cómete esta, viejo y espantoso puente, hoy has sido conquistado por mí, el gran lagarto de alas rojas! Hoy ha sido el puente, ¡y mañana será el mundo! —rió con histeria mientras veía al cielo y soltó un bufido de satisfacción.

Estaba muy satisfecha de haber cruzado un puente en treinta minutos. Pero ahora Kana tenía que enfrentarse a la parte más difícil. Giró la cabeza, miró al templo que tenía delante y tragó saliva. Toda su valentía anterior desapareció en ese instante.

— Ahora... Sé que dije algo sobre conquistar el mundo, pero es mentira ¿vale? Principalmente porque no creo que pueda hacerlo —miró al templo y tembló de miedo. Comenzó a retroceder lentamente hasta que su cola tocó el puente, y un fuerte crujido llegó desde detrás de ella. Se dio la vuelta y lo que vio hizo que casi se le salieran los ojos de su cabecita de lagartija— ¡Por qué! ¿Por qué te has roto? ¿Cómo se supone que voy a volver?

Kana se sintió deprimida al ver cómo el puente que acababa de cruzar se desmoronaba en astillas de madera. Vio cómo caían en el profundo abismo que había debajo. Siguió observando hasta que todas las piezas desaparecieron por completo. Giró la cabeza y miró hacia el templo, en ese momento sintió como si el templo se riera de su situación.

— ¡Ahora veo que todo esto era un plan tuyo! Pusiste jugosas frutas de olor dulce en la entrada para atraerme, me hiciste caer por esa pendiente, me hiciste perder mi virginidad anal con una roca y luego me obligaste a cruzar ese temible puente, todo para traerme aquí. Lo planeaste desde el principio.

Incluso Kana sabía que la mayor parte de esto era culpa suya. Pero prefería culpar a otra persona para sentirse mejor. Kana se irguió sobre sus patas traseras y con una garrita señaló amenazante al templo antes de hablarle:—  ¡Bien! Si tanto deseas que entre en ti, entonces lo haré ¡Siente la furia de este pequeño lagarto alado! —soltó un fuerte rugido que resonó por toda la caverna, fue tan fuerte que incluso la sorprendió a ella. Se sintió muy orgullosa de sí misma y sacando pecho, saltó hacia delante y corrió hacia el templo.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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