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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 49

—Hmmm... ¿Cuánto tiempo estuvo esa criada a tu servicio? —preguntó Cecilie. Tenía cierta idea de cómo funcionaban las cosas en las casas reales y nobles, gracias a que Ray siempre hablaba de ello. Las peleas internas en la corte eran algo propio de una casa con muchas esposas. Cecilie se sorprendió de lo violentas que podían llegar a ser, con palizas de muerte, envenenamientos y, a veces, cosas peores que la muerte, como drogar a las chicas con afrodisíacos y hacer que los sirvientes las violaran. Y esto era sólo una fracción de las cosas hechas.

Esto significaba que el hecho de que una sirvienta hubiera estado a tu lado desde el día en que naciste no significaba mucho cuando la codicia humana y las falsas promesas podían hacer que estas sirvientas dieran la espalda a su dueño en un instante. Unas joyas de lujo por aquí y un trato mejor por allá pueden convertir a una criada leal que actuaba como tu hermana en una villana despiadada que te apuñalaba por la espalda sólo por un anillo de jade. Ray incluso les había contado la historia de dos hermanas que se casaron con el mismo hombre. Al principio, todo iba bien entre las dos hasta que una se quedó embarazada y la otra fue perdiendo poco a poco el favor. La que perdió el favor se llenó de celos y codicia, deseando la atención de su marido. Preparó una trampa para que pareciera que su hermana consanguínea había cometido adulterio y que el bebé que llevaba en el vientre no era hijo de su marido. El marido ni siquiera se lo pensó dos veces antes de decapitar a la pobre chica. Y estas eran chicas que acababan de alcanzar la mayoría de edad. Todas de quince a dieciséis años que actúan de una manera tan viciosa.

—Estuvo conmigo cinco años después de que llamaran a mi niñera para que se quedara al lado de mi hermana pequeña. Pero la pequeña Lim, aunque era más joven que yo, era muy trabajadora. La trataba muy bien; era imposible que me traicionara. —La princesa Tilia realmente no entendía a dónde quería llegar Cecilie.

—¿De repente esta chica Lim tenía ropa más bonita o joyas que una sirvienta no debería tener? Que no haya sido regalada por ti. —preguntó Cecilie.

—Ahora que lo dices. La vi llevando unos pendientes nuevos con gemas preciosas incrustadas. No querrás decir que... ¡No, eso es imposible! La pequeña Lim nunca… —La princesa Tilia ni siquiera terminó lo que estaba diciendo porque en el fondo sabía que podía ser así.

—A ver si lo entiendo. ¿Estás diciendo que esta chica Lim vendió a Tilia por un beneficio? —preguntó Kana. Había estado escuchando a los dos, y le sonaba a uno de los libros que había leído, bueno, a parte de un libro que había leído, ya que parecía ser una serie. Trataba de una chica que luchaba por su puesto para convertirse en emperatriz. El nombre de la novela era algo, algo fénix.

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo. La criada a la que había confiado sus secretos más confidenciales había vendido a su amo a la primera señal de beneficios. Mi suposición es que uno de los príncipes prometió hacerla su concubina. Esto elevaría su estatus a algo cercano a la nobleza, garantizándole un mejor estilo de vida en el que nunca más tendría que trabajar como sirvienta.

—Esto al menos nos permite saber cómo se corrió la voz. Odio tener que decirte que es más que probable que la criada lo contara todo. —Cecilie no podía afirmarlo con un cien por cien de certeza, pero era el mejor punto de partida si la princesa Tilia decidía investigar.

—Ngh... Kana, ¿puedes compartir tu sangre conmigo y convertirme en dragón? Cuanto más veo el lado malo de los humanos, más deseo no ser uno...— La princesa Tilia tenía lágrimas en los ojos. Ser traicionada por alguien en quien confiaba no le hacía sentir bien. Había tratado a Lim como a su hermana. Incluso tenían fiestas de pijamas sin que las otras doncellas lo supieran donde hablaban de esto y aquello.

—Tilia, dijimos que te ayudaríamos en todo lo que pudiéramos, y le prometimos a Pepelt que te protegeríamos. Pero no lo haremos solo por esa promesa. No sé si puedo hablar por Cecilie. Pero te veo como una amiga. Cecilie y yo queremos tener una vida pacífica que es la razón por la que nos dirigimos al Reino Rural en primer lugar. Pero eso no tendría sentido si dejamos que los humanos invadan y perturben nuestras vidas pacíficas. No voy a decir que voy a salvar el mundo, pero quiero vivir una vida pacífica y subir de nivel para poder lanzar hechizos geniales. En fin, lo que quiero decir es que te acompañaré a la capital. —Kana quería empezar su nueva vida libre de preocupaciones, pero parecía que se veía envuelta en una cosa tras otra. Aunque esta vez no quería tener nada que ver con la guerra, no le importaba meter el hocico en el lío. Sólo porque sí el Reino Rural era invadido, volvería a huir.

—Estoy con Kana en esto. En mi vida, sólo he confiado en unas pocas personas. Mis padres y Kana. Pero Tilia, depositaré mi confianza en ti y veré si puedes detener esta guerra. De lo contrario, tomaré a Kana por la cola y huiré con todas mis fuerzas. Ya hemos tenido suficientes batallas con los humanos.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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