Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 51

—¡Disculpe! —La voz de una joven vino de detrás de un hombre tigre corpulento que llevaba un enorme saco al hombro.

El fornido hombre tigre se giró para ver a una joven sith felina allí de pie. Su belleza era única. Su cola negra que se movía de un lado a otro hizo sonrojar a aquel gatito.

—¿En qué puedo ayudarle?—

—Ahh, verás, una de mis amigas es algo única, es de hecho algo…peculiar y necesitamos llevarla al Reino Rural y alejarla de estos humanos. —La joven chica gato sith señaló a una chica lagarto rojo del tamaño de un perro haciendo una pose extraña. Por alguna razón, estaba de pie, correctamente erguida, con la espalda un poco arqueada hacia delante. Tenía una pata en la cadera mientras con la otra le enviaba algunos besos al fornido hombre tigre.

—Sí, yo diría que es única. —El tigrillo musculoso soltó una sonora carcajada al ver las divertidas poses de Kana.

Cecilie sonrió disimuladamente antes de caminar hacia Kana, lista para darle unos cuantos golpes—Kana, ¿qué estás haciendo?

—¡Ay! Solo estaba haciendo poses sexys. No te encuentras a un chico guapo todos los días ¿Sabes? —Kana miró a Cecilie, agraviada, mientras se frotaba la cabeza. Ella sólo intentaba que las cosas fueran más fluidas. Eso es lo que hacían las damas de compañía para que los hombres hicieran lo que ellas querían. Kana no veía nada malo en sus acciones.

Por otro lado, Cecilie no podía estar más roja de la vergüenza, pero tuvo que tranquilizarse antes de acercarse al hombre tigre.

—Supongo que quieres unirte a nosotros, ¿no? Sube a bordo. Me llamo Claine. Soy el amo de esta caravana de carretas —dijo con otra carcajada—. No puedo dejar que esos humanos las detengan. En tiempos como estos, es mejor ayudarnos entre parientes.

Cecilie levantó las orejas al oír esto. —Muchas gracias, Claine. Me llamo Cecilie, la lagartija loca es Kana y la chica tranquila es Misha. Tienes que disculparla. La salvamos de un traficante de esclavos que abusaba de ella. Le dan miedo los hombres en particular y no habla mucho.

—No pasa nada. Sube. Ya casi es nuestro turno. —dijo Claine mientras hacía señas a uno de sus hombres, que abrió la parte trasera de uno de los carromatos. Cecilie cogió de la mano a Kana y a la princesa Tilia y subió a la parte trasera del carro.

Uno de los otros hombres tigre se acercó a Claine y le susurró: —Jefe, esa chica...

—Déjalo. Sea como sea, quizá los otros dos estaban siendo protectores con ella. ¿No has visto cómo la mantenían en medio mientras hablaban conmigo? No hay nada malo en dejarles cruzar la frontera. Especialmente la roja. Cuanto más rápido salga de tierras humanas, mejor. ¡Así que vuelvan al trabajo y pongan esos carros en movimiento!

Después de que el otro hombre tigre se fuera, Claine miró al cielo y se preguntó hace cuanto no veía una especie como la de Kana ¿Acaso estaba a punto de comenzar una nueva era? ¿Un día en el que los pieles de bestia por fin podrían llevar la cabeza bien alta vayamos donde vayamos en este mundo?

Dentro del vagón, Cecilie se apoyó en una caja y dejó escapar un pequeño suspiro. —Por ahora, estamos cerca de pasar la frontera. Desde allí, tendremos que dirigirnos hacia el noreste, hacia la capital.

—Por suerte, ese tal Claine era simpático. —Dijo Kana mientras se acurrucaba junto a Cecilie y bostezaba.

—Sólo nos quedan dos días para que puedas evolucionar, ¿verdad? Así que mañana tendremos que despedirnos de Claine y separarnos. Iremos al bosque, no muy lejos de aquí, y buscaremos un lugar apartado para tu evolución. Tenemos que asegurarnos de que nadie te interrumpa.

Entre las dos, Cecilie era la que mejor sabía planificar, por eso dejaba a Kana holgazanear como hasta ahora. Hacía tiempo que se había quedado dormida mientras Cecilie hablaba sin importarle nada.

—Cecilie, ya está dormida...— Tilia señaló a Kana, cuyo vientre subía y bajaba mientras dormía plácidamente.

—Qué voy a hacer con ella… —Cecilie podía parecer molesta, pero su cálida sonrisa mientras acariciaba la cabeza de Kana decía otra cosa.

—¡Todo el mundo fuera de los vagones! Vamos a hacer una inspección —Gritó un guardia humano.

—Ya estamos todos. —También se oyó la voz de Claine. No era más tranquila que la del guardia humano.

—¡No me mientas! Vi a tres hembras unirse a tu carro no hace mucho. —Gritó el guardia humano.

Claine chasqueó la lengua pero siguió sin ceder.—Señor, si quiere ver a mi hermana, tendrá que hacerlo solo, rodeado de cinco de los míos. Puede que aún estemos en el dominio humano, pero estoy seguro de que mis hombres y yo podemos asegurarnos de que las hembras de mi raza puedan cruzar la frontera sin obstáculos. Además...

Claine sacó una insignia y se la mostró al guardia. El guardia miró la insignia y frunció el ceño algo sorprendido pero a la vez molesto— ¡Bien, váyanse! Déjenlos pasar…

Claine resopló antes de volver a guardar la insignia. Nunca quiso usarla, pero la esperanza de todos los hombres bestia dormía en la parte trasera de su carro.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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