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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 57

Creige miró a Kana, que le devolvía la mirada con expresión confusa, y dejó escapar un suspiro.

—Olvídalo. Supongo que ya no te equivocas al llamarme marido. En cierto modo, esto también me viene bien.

—¿Ah? —Kana seguía confusa sobre lo que estaba pasando, y Lysairth no decía nada para aclarar las cosas. Pero Kana supuso que todo estaba bien, ya que Creige dejó de resistirse y se reconoció como su esposo.

—Muy bien, ahora te llevaré con tus amigos. —Creige saltó de la cornisa con Kana abrazada fuertemente a su cuello.

—¡Genial! —Kana sintió que volaba mientras descendían por la montaña y atravesaban las copas de los árboles. Extendió la mano y dejó que el aire la rozara mientras soltaba una risita. Ver a Kana tan feliz hizo que Creige esbozara una pequeña sonrisa.

Como demonio, una vez casado con alguien, estaba ligado a él de por vida. Incluso si su cónyuge moría, no encontraría otro. Los demonios llevaban largas vidas de miles de años, así que cuando se casaban, normalmente era con alguien de su misma raza. Pero para Creige, estaba solo en este continente desde el día en que despertó aquí. Desde que conoció a Baldswin y le enseñaron a forjar, sólo le importaba forjar armas y nada más. Las mujeres no eran más que una molestia para él. Pero ahora... Estaba casado con una niña que acababa de evolucionar. Normalmente uno se enfadaría por esas cosas, pero él no podía. Cuando miró la inocente cara de confusión de Kana después de la ceremonia, supo que ella no lo había hecho a sabiendas. Pero ahora, estaba unido a ella para toda la vida. El anillo negro en su dedo marcaba su matrimonio. En cierto modo, era algo bueno, ya que Baldswin dejaría de intentar tenderle trampas, lo que le dejaría más tiempo libre para forjar.

Aterrizó en el suelo y se encontró con dos chicas que le miraban sin comprender. Sus ojos iban y venían entre Kana y él.

—¿Son tus amigas?

—¡Sí! Cecilie y Tilia. —Kana asintió con la cabeza.

—Espera... ¿¡Kana!? —Cecilie finalmente se espabiló, al oír la voz familiar, y miró a Kana, que estaba en brazos de un hombre guapo y abrazada al cuello de éste.

—¡Sí! ¡Es mi nueva yo! —dijo Kana con orgullo, asomando la nariz al aire con expresión de suficiencia.

—Vale... ¿Entonces quién es él? —Cecilie se volvió hacia Creige y lo miró de arriba abajo.

—¡Mi marido! —afirmó Kana con naturalidad. Creige no dijo ni una palabra para refutarla ya que esa era la verdad.

—¿Eh? Espera... Kana, no está bien decir eso aunque sea en broma. —Cecilie pensó que Kana lo decía en broma.

—¿Hmmm? No estoy bromeando. Ha contemplado mi cuerpo desnudo. Así que ahora es mi marido.

Y así es como se forman los malentendidos, pensó Creige. Pero antes de que pudiera abrir la boca, Cecilie ya había tensado su arco y estaba apuntando a Creige.

—¡Suelta a Kana ya! ¡Maldito pervertido! ¿Cuántos años tienes? Hasta has hecho que una pobre niña te enseñe su cuerpo. ¡Eso es enfermizo y repugnante! Si no te mato hoy, no podré considerarme la hermana jurada de Kana. —Cecilie seguía y seguía, haciendo que Creige sintiera otro dolor de cabeza.

—¡Cecilie, no! — Kana abrazó fuertemente a Creige mientras gritaba— ¡No puedes hacerle daño!

Cecilie, que estaba a punto de soltar su flecha, frunció el ceño. Vio que Kana la miraba con los grandes ojos redondos y acuosos, y su determinación de acabar con el pervertido que tenía delante empezó a flaquear. Dejó escapar un suspiro y bajó el arco. Pero siguió mirando a Creige mientras decía: —¡Deberías sentirte afortunado de que Kana me detuviera! Ahora explícame qué está pasando.

—Me obligó a casarme con ella… — contestó Creige. Su respuesta fue corta y directa. Levantó la mano y mostró a Cecilie el anillo negro que llevaba en el dedo. Luego señaló la mancha de sangre de su cuello. Después, levantó la pequeña mano de Kana y mostró a Cecilie la mancha de sangre en su dedo y también el anillo negro en su dedo anular.

Al ver todo esto, Cecilie se sujetó la cabeza con las palmas de las manos mientras intentaba procesarlo todo.

—¿Cómo? ¿Cómo puede ocurrir algo así? Kana, ¿no subiste allí para evolucionar? ¿Cómo es que volviste como una mujer casada? Espera, ¡ni siquiera eres una mujer! Eres una niña casada!

—... Verás... Salté de mi huevo. Y Creige se quedó mirando mi cuerpo, así que nos juramos amor eterno. —Kana se movió inquieta y se sonrojó como si estuviera diciendo algo travieso. Pero, en realidad, estaba en su propio mundo y la escena de la que hablaba había sucedido, pero no a ella. Le ocurrió a un personaje de una novela que había desenterrado de la basura en su vida pasada.

Cecilie sostuvo su cabeza y estaba a punto de decir algo cuando una voz salió de su lado.

—¡Kana, eso es increíble! ¡Qué romántico! ¡Cómo me gustaría poder encontrar al amor de mi vida! —De repente, Tilia también entró en modo fantasía. Ahora dos personas tenían dolores de cabeza.

Creige solo quería terminar con esto de una vez para poder cultivar acero frío y volver a la forja. Pero no se atrevió a apartar a Kana ya que no quería herir sus sentimientos. Esto se debía a su naturaleza demoníaca. Eran muy buenos con sus cónyuges. Si Kana le pidiera que hiciera algo; lo haría sin dudarlo. Era como una especie de instinto.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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