Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 63

Tres figuras atravesaron las puertas de una gran ciudad llamada Firmingsalos. Al ser una ciudad tan cercana a la frontera, había muchos humanos y pieles de bestia caminando por las concurridas calles. Esta ciudad era uno de los centros de comercio del Reino Rural, al estar situada geográficamente entre tres fronteras. Había que viajar casi una semana desde cada frontera para llegar a otra ciudad. En comparación, Firmingsalos estaba a sólo unos días de distancia. Las calles de la ciudad estaban llenas de grandes estructuras de ladrillo y mortero. Algunos edificios eran tan altos que alcanzaban casi los cinco pisos. A Kana, que caminaba por las calles, le daba un poco de nostalgia y también mucho asco. Le recordaba tanto a las calles en las que tuvo que vivir durante tanto tiempo antes de encontrar finalmente su fin en una noche nevada.

Kana hizo todo lo que pudo para intentar superar esa sensación de nerviosismo en el estómago. Se pegó a Cecilie hasta el punto de casi hacerla tropezar. Pero a Cecilie no le importó.

—Primero tenemos que encontrar una tienda de ropa para que Kana pueda tener ropa adecuada que ponerse. También será más cómodo si se pasea en su forma humanoide.

—¡Estoy deseando ver a Kana con un vestido bonito! —Tilia estaba eligiendo ropa en su cabeza para que Kana se la probara. Parecía que quería jugar a disfrazarse, y Kana era la muñeca.

—Necesito algo fácil de llevar —dijo Kana. No quería ponerse ningún vestido. Desde el último episodio de las rocas, llevaba la cola mucho más baja de lo normal. Temía que una vez más se colara en su zona más sensible. Ahora estaba traumatizada por este suceso.

—Kana tiene razón. Lo mejor es algo fácil de llevar. Viajaremos mucho y un vestido no le servirá —Dijo Cecilie mientras seguía mirando a su alrededor antes de divisar una tienda de armaduras—. Allí. Deberíamos poder encontrar lo que necesitamos allí.

Cecilie señaló una tienda no muy lejos, y el grupo se dirigió hacia allí. La tienda tenía muchos maniquíes de madera alineados con conjuntos de armaduras de metal, armaduras de cuero, e incluso algunas túnicas de mago. Fuera había incluso un expositor de armas baratas. Fuera, junto a los escalones, había una joven zorra que movía la cola de un lado a otro mientras gritaba a la gente que pasaba.

—Triten Armor tiene una oferta especial. Diez por ciento de descuento en armaduras completas. Sólo por hoy. Vengan a por su armadura antes de que se agote todo. —La joven zorra incluso corrió hacia un hombre con manchas en el brazo y le agarró del brazo con una sonrisa radiante—. Oiga, señor, parece que a su armadura le vendría bien una renovación. ¿Qué tal si aprovecha nuestro servicio de limpieza de armaduras? Sólo cuesta una moneda de plata quitar esas manchas.

El hombre de la armadura se sonrojó y asintió con la cabeza.

—Trato hecho. Veo que trabajas duro como siempre, Kiliffia. Pídele un aumento a tu padre.

—Jeje... Si fuera tan fácil sacarle dinero a mi padre, no estaría aquí gritando a pleno pulmón todos los días ¡Siempre dice que los que no trabajan y se esfuerzan no se merecen nada! —Kiliffia respondió

—¡Jajaja! Eso suena a tu viejo. Me aseguraré de gastar diez monedas de plata hoy para que puedas ganar unos cuantos cobres extra. —El hombre de la armadura respondió con una risa jovial.

—¡Eres el mejor! —gritó Kiliffia alegremente mientras saltaba en el aire. Su acción hizo que todos los hombres giraran la cabeza. Principalmente porque Kiliffia, aunque parecía joven, en realidad estaba en edad de casarse, era extremadamente guapa y estaba completamente dotada, lo que significaba que si saltaba, el mundo entero rebotaba con ella. Esto también provocaba que muchas esposas y novias celosas abofetearan a los hombres que tenían al lado.

Celie y Tilia se miraron el pecho y se ahuecaron los pechos antes de hacer un mohín. Una estaba deprimida, mientras que la otra estaba llena de esperanza.

—¡Todavía soy joven y tengo mucho espacio para crecer! —Tilia asintió con la cabeza. Cecilie sólo pudo hacer un mohín sin decir palabra mientras maldecía la injusticia de las diosas.

Kana, por su parte, estaba ocupada observando la esponjosa cola que se agitaba frente a ella. Extendió la pata, la agarró y tiró de ella. —¡Ahh!—

—¿Eh? Espera, Kana, ¿qué estás haciendo? —Cecilie se dio cuenta de que Kana estaba detrás de Kiliffia y en este momento estaba frotando la cola esponjosa en su cara.

—¿¡Qué!? ¿¡Qué!? ¿Qué quieres? —Kiliffia estaba confundida por lo que estaba pasando. De repente, alguien tiró de su cola, y cuando miró para ver quién era, resultó ser un lagarto rojo, ¡y en ese momento se estaban frotando la cola por toda la cara!

—Esto es suave y esponjoso. Pelusa, pelusa…—Kana murmuró mientras se frotaba la suave cola en la mejilla de un lado a otro.

—¡Kana, deja eso! No puedes ir y hacerle eso a alguien que no conoces. —Cecilie se acercó corriendo y tiró de Kana hacia atrás.

—¡Pero no me dejas esponjarte la cola, Cecilie! —protestó Kana.

—¡Eso es porque casi la muerdes mientras dormías! —gritó Cecilie.

Kiliffia, que estaba escuchando su conversación, se abrazaba la cola con miedo en los ojos. ¿Me morderá la mía?

Unos minutos después...

—¡Jajajaja!— Un hombre humano grande y corpulento con la cabeza calva soltó una carcajada mientras le daba palmaditas en la cabeza a Kiliffia. —Pensar que alguien sería tan descarado como para ir a acariciarle la cola a alguien en público.

—Perdí un poco el control cuando la movía de un lado a otro y, antes de darme cuenta, ya la estaba acariciando.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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