Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 65

—Esto no es culpa tuya. Si alguien fue capaz de utilizar la magia de teletransportación, entonces no hay nada que puedas hacer al respecto. Por ahora, tenemos que encontrar la manera de traer de vuelta a mi Kiliffia. —Frechet se sentó y cogió el cuadro que tenía al lado. Se le humedecieron los ojos—. Feifei, metí la pata y ahora nuestra hija ha sido secuestrada.

—Señor Frechet, yo no me rendiría tan fácilmente. Los secuestradores pueden estar aún dentro de la ciudad. —Cecilie intentó sacar a Frechet de su desesperación.

—Cecilie, ¿qué está pasando? —Kana volvía de cambiarse, ataviada con su nuevo equipo. Aunque resultaba extraño que una chica de su edad llevara un top que sólo le cubría el pecho y dejaba al descubierto el torso y la espalda, era necesario para las alas de Kana. Aun así, la nueva ropa le quedaba bien. Su belleza seguía a la vista de todos.

—Kiliffia fue secuestrada mientras te cambiabas. —respondió Cecilie. No se le ocurría ninguna forma de encontrar a la chica.

—¿¡Qué!? ¿Mi peluche? — Kana ya había reconocido a Kiliffia como su amiga peluda de la cola esponjosa—Lysairth, ¿puedes encontrarla?

—Lo intentaré. —respondió Lysairth. Se había imaginado que Kana se lo preguntaría, así que ya estaba poniendo sus sentidos al máximo.

—La persona que se la llevó se teletransportó. Así que no tenemos pistas de dónde está ahora mismo. —Cecilie explicó la situación.

—Kana, no puedo sentir nada en esta sección de la ciudad. Tendremos que vagar por los alrededores para que pueda comprobar una zona más amplia. —Lysairth odiaba tener ahora un alcance sensorial tan corto. Si fuera como era antes de morir, podría buscar fácilmente por todo el continente.

—Hagamos lo que podamos. —Kana pensó un momento antes de decir:—Cecilie vendrá conmigo, Til... Misha se quedará aquí con Frechet. Volveremos con suerte con mi peluche a cuestas.

—¿Qué? —Cecilie estaba confusa por la capacidad de Kana para idear un plan tan bueno. Esperaba que gritara algo como: ¿Te atreves a tocar mi pelusa? Este cuerpo sexy te dará caza!...O al menos algo parecido.

—Cecilie, estás diciendo tus pensamientos en voz alta, y son muy groseros. —dijo Kana, frunciendo el ceño. ¿Parezco tonta? Sí, vale, estaba un poco chiflada cuando llegué a este mundo, pero ¿quién podría culpar a un dragoncito tan lindo?

Si alguien pudiera oír el monólogo interior de Kana en ese momento, lo más probable es que se echara a reír a carcajadas.

—¿Lo he dicho en voz alta? —Cecilie se sonrojó y se rascó la nariz—. Solo estaba bromeando...

—Olvídalo vamos. Oh Til... Misha, guárdame esto y no dejes que nadie más lo toque—. Kana le entregó la camisa larga que Creige le había dado. Sabía que apestaba y que tenía manchas de sudor, pero seguía siendo un regalo de su apuesto marido. La apreciaba.

—¡Cuidado, ustedes dos! —Tilia saludó con la mano a los dos que salían de la tienda con una sonrisa forzada. No le gustaba que la dejaran atrás. Esperaba que regresaran y no se olvidaran de ella.

—Kana, ¿crees que podremos encontrarla? —preguntó Cecilie.

—Si puedo captar su olor, deberíamos poder hacerlo. Haré todo lo que pueda para salvarla. El gran hombre oso fue muy amable con nosotras. —respondió Kana mientras corría calle abajo. No corría a toda velocidad porque tropezaba aquí y allá mientras se acostumbraba de nuevo a estar sobre dos piernas—. Sólo podemos esperar que aún no hayan abandonado la ciudad.

—Esperemos que todavía estén dentro de la ciudad. —Cecilie realmente esperaba que Kiliffia estuviera bien. Sabía que con un cuerpo como el suyo, las cosas podían acabar mal si no se daban prisa en encontrarla pronto.

—Kana, si realmente la sacaron de la ciudad, no podré encontrarla en absoluto.

—Lo sé. Por eso me dirijo a la parte más degradada de la ciudad. —Kana se alegraba de que una cosa de su vida anterior le estuviera resultando útil, y era que si uno quería hacer cosas como el tráfico de personas, el mejor lugar desde el que hacerlo eran los oscuros aliados por los que nadie caminaba. Normalmente ese tipo de lugares sólo podían encontrarse en las peores zonas. Solo esperaba que sus conocimientos al respecto fueran correctos y pudieran ser de utilidad.

***⚔***

En un lugar desconocido, Kiliffia abrió los ojos y se encontró atada de pies y manos. También descubrió que no estaba sola. Había al menos veinte o más niños en la misma habitación que ella. Estaban todos apiñados. La habitación olía a orina y heces y, por el aspecto de algunos de los niños, llevaban allí varios días.

Desde fuera, Kiliffia oía hablar a unos hombres. —Esa nueva que has traído valdrá un buen dinero.

—Sí, lo valdrá. Lástima que no sea mayor o la compraría yo mismo. —Contestó uno de los hombres.

—Sé lo que quieres decir. Esa chica tenía unas tetas enormes para su edad.

—¡También eran suaves y blanditas!

—¡Jaja, bastardo enfermo!

El rostro de Kiliffia palideció mientras se cubría el pecho.

—Primero, tocaron mi cola y casi me la muerden, ¡y ahora, alguien realmente me tocó el pecho! ¡Para colmo, parece que me han secuestrado! —Kiliffia se llevó las rodillas al pecho y comenzó a llorar:—Papá…

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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