Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 66

Kana y Cecilie corrieron por toda la ciudad, deteniéndose finalmente cerca de una fuente, con expresiones sombrías en sus rostros.

—Kana, espera aquí. Yo iré a preguntar dentro de esta taberna. Puede que alguien haya visto algo o sepa algo.

—De acuerdo. —Kana se acercó a una pequeña fuente en medio de la plaza y se sentó mientras Cecilie entraba corriendo en el pub. Se sentía deprimida porque tanto ella como Lysairth no daban con nada.

Tras horas de búsqueda, incluso en los barrios bajos, no habían encontrado nada. También habían preguntado a mucha gente en la calle, pero seguían sin encontrar nada. Se sentían impotentes y preocupadas por la seguridad de Kiliffia. Kana apoyó las manos en el frío cemento del borde de la fuente y miró al cielo. —Me pregunto dónde estará...

—¿Ah? Parece que he encontrado a otra solitaria. Dos en un día está muy bien! —Una voz llegó desde detrás de Kana.

—¡Kana, cuidado!— Lysairth trató de advertir a Kana, pero el hombre apareció de la nada y agarró a Kana, y tanto el hombre como Kana desaparecieron como si nunca hubieran estado allí en primer lugar.

Unos quince minutos después, Cecilie volvió a salir de la taberna, buscando a Kana. Pero mirase por donde mirase, no la encontraba.

—¡Kana! Kana! —gritó Cecilie. Incluso se tapaba la boca con las manos para gritar más fuerte.

—Chica, no encontrarás a esa chica. La vi desaparecer en el aire no hace mucho. Como todos los demás niños. —Dijo un anciano con bastón. Era tan viejo que le temblaba todo el cuerpo.

Cecilie frunció el ceño, pero después de pensarlo, pensó que podría ser algo bueno. Se volvió hacia el anciano y sonrió mientras decía: —Gracias por avisarme. —Luego se dirigió hacia la tienda de armaduras Triten, sintiéndose mucho mejor. Estiró los brazos y miró al cielo. —Seguro que secuestraron al dragón equivocado.

El anciano que había dejado atrás miró a Cecilie con extrañeza. —¿No habían secuestrado a la familia de la chica? ¿Por qué sonreía por ello? Ahora se aleja tranquilamente como si no fuera gran cosa...

***⚔***

—¿Eh? ¿Dónde estoy?— Kana miró a su alrededor, olfateó y rápidamente se tapó la nariz. —¿Qué demonios es ese olor?

El rápido cambio de ubicación la dejó ligeramente desorientada, pero enseguida se dio cuenta de que había muchos chicos a su alrededor.

—¿Este lugar es?

—Kana, esa chica Kiliffia está aquí. Ahora sé por qué era tan difícil encontrarla. Toda esta habitación está construida con neganita. Puede bloquear todas las formas de magia. Pero tener tanta es realmente asombroso. Quienquiera que dirija esta banda de secuestradores tiene mucho dinero. —Lysairth detectó al instante la presencia de Kiliffia en cuanto entraron en la habitación.

—¿Está aquí? —Kana sonrió y se levantó, mirando a su alrededor—Kiliffia, ¿estás aquí?

—¿Eh? —Un par de orejas de zorro se asomaron mientras Kiliffia miraba a su alrededor para ver quién la llamaba—. Estoy aquí… —Gritó.

—¡Kiliffia! Fluff fluff!— Kana apareció de repente frente a ella como salida de la nada y ya estaba frotando su mejilla en la cola de Kiliffia—¡Ah, qué suave y mimoso!

—¿Quién eres? —Kiliffia se puso frenética. No podía creerlo, ¡Estaban abusando de su cola por segunda vez hoy!

—¿Hmmm? Soy yo, Kana. Te encontré antes con Cecilie y Til... Misha. —respondió Kana sin dejar de esponjarse ni un segundo.

—¿Kana? ¿Eh? ¿Eh? ¿Espera? ¿No eras una lagartija? —Kiliffia estaba muy confusa, ya que no había visto la forma humanoide de Kana.

—Ahh, ha estado bien. Pero este sitio apesta, así que deberíamos irnos. —Kana se hartó de pelusas y decidió que era hora de irse. El olor de la habitación se amplificó para ella, y su nariz empezaba a arder. —Lysairth, ¿cuál es la probabilidad de que salga de este lugar sin que ninguno de los chicos salga herido?

—Cien por cien. Con tus estadísticas actuales debidas a la bendición de la diosa, no hay nadie en esta ciudad que sea rival para ti. —Lysairth respondió. Incluso Lysairth estaba un poco celosa del supuesto aumento que Kana había recibido de la Diosa del Fuego Lunar. Si ahora tuviera tanto poder como Kana cuando era joven, ¡habría fundado su propio país!

—Ya que está al cien por cien, ¡eso significa que puedo volverme salvaje! —Kana sonrió y empezó a estirarse. Cuando terminó, cogió la mano de Kiliffia y le dedicó una sonrisa radiante—. No te preocupes, mi pelusa; te llevaremos a casa sana y salva.

Kiliffia frunció el ceño. No veía que la niña que tenía delante pudiera hacer nada. Quiso apartarse de Kana, pero le resultó imposible. Esto la sorprendió, y antes de que se diera cuenta, ya estaban en la gran y pesada puerta de metal, la única entrada a la habitación en la que se encontraban.

—Vamos a ver… —Kana empezó a mover un poco el brazo derecho antes de echarlo hacia atrás y empujarlo hacia delante.

¡Boom!

Los ojos de Kiliffia casi se le salen de las órbitas. La pared frente a ellos, que parecía tan fuerte que nadie podría dañarla, estalló en pedazos como si nada.

—¡Guau! ¡Realmente se rompió! ¿Usé demasiada fuerza?

Kana miró su trabajo, tan sorprendida como Kiliffia. Nunca esperó que pudiera hacer tanto daño como este. Si hubiera tenido tanta fuerza en el bosque, no habría tenido que huir de ese oso cornudo de tres ojos tanto como lo hizo.

—¡¿Qué diablos?! ¿¡Quién eres!? ¿¡Quién hizo esto!?

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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