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Renací Como Una Chica Dragón Con Un Sistema- Novela capítulo 71

Las tres caminaron por la calle hacia una posada cercana por la que habían pasado antes mientras buscaban a Kiliffia. Se llamaba la Posada Viajera. Cuando entraron en la habitación, estaba llena de múltiples huéspedes. Había hombres y mujeres de todas las edades charlando y comiendo. El olor a comida empezaba a hacer babear a Kana mientras miraba los platos de los demás.

—Kana, comeremos pronto. Antes aseguremos una habitación.

—¡Está bien! Misha, ¡vamos! —Kana estaba ahora muy animada, sabiendo que iba a conseguir comida.

Cuando se acercaron al pequeño mostrador, una mujer regordeta estaba detrás. Tenía orejas de cordero y unos cuernos en la cabeza. Sonrió a las tres chicas y les preguntó: —¿Qué puedo hacer por ustedes?

—Nos gustaría una habitación con tres camas, si tiene. Si no, una habitación con dos camas está bien. —respondió Ceilie. Pensó que si no podían conseguir tres camas, podría compartir una con Kana. Supuso que a Tilia le gustaría tener su propia cama.

—Ceilie, puedes conseguir una habitación con una cama grande que no me importe compartir. —Tilia habló de repente.

Ceilie sonrió y asintió a la mujer regordeta y dijo: —Entonces sólo una habitación con una cama grande si tienes una.

—Sí, nos queda una. Serán tres platas por la noche. Las comidas son aparte. —Respondió la mujer regordeta.

En este mundo, las denominaciones monetarias se establecían por cobre, plata, oro y platino. Cada cien de cobre equivalían a una de plata, cien de plata equivalían a una de oro y diez de oro equivalían a una de platino. Era un sistema fácil de recordar. El único problema era que si uno no guardaba su dinero en el gremio de aventureros y obtenía de ellos una tarjeta de cristal, tenía que llevar todas las monedas consigo. Así que cuando Ceilie sacó la moneda de oro, la mujer regordeta se inclinó hacia delante y susurró. —Querida, calle abajo a mano izquierda está el gremio de aventureros. Deberías guardar allí tu dinero y conseguir una tarjeta de cristal. Yo te guardaré la habitación.

—Ah, sí, ¡cómo no se me había ocurrido! —Ceilie hizo una mueca. Estaba tan ocupada durmiendo en una cama blanda que había olvidado que podía depositar el dinero en el gremio de aventureros.

—No pasa nada. Aquí tienes la llave de tu habitación. Deja que los dos pequeños suban a descansar y paga cuando vuelvas. —La señora regordeta sonrió cálidamente y le entregó la llave a Cecilie—Está en el tercer piso, primera habitación a la derecha.

—¡Gracias! —dijo Ceilie con una sonrisa. Estaba sorprendida por la calidez con la que la trataban. En las zonas humanas, simplemente te habrían empujado un montón de plata con una actitud si tratabas de darles una moneda de oro. Pero aquí, aquella mujer regordeta era tan amable que incluso le recordaba dónde podía guardar el dinero para no tener que cargar con él.

Kana escuchaba la situación con el ceño fruncido. Por lo que oía, iba a tener que esperar más para conseguir su comida. Cecilie ya percibía que el humor de Kana se estaba agriando, así que dijo: —Kana, vamos a dejar nuestras cosas. Tú y Misha busquen una mesa y pidan algo de comer. No tardaré en volver.

Los ojos de Kana se iluminaron de inmediato y asintió con la cabeza. —Sí, hagámoslo así.

Cuando Ceilie se fue a depositar su dinero, la mujer regordeta acompañó a Kana y Tilia a una mesa en un rincón y les dio unos menús.

—Me llamo Siat, estos son los menús, pero sugiero el especial de hoy, que es carne de orco con pan y sopa de verduras.

—Umm, tomaremos el especial. —Kana ya estaba babeando, lo que hizo reír a Siat.

—Muy bien, les traeré esos platos. También traeré nuestra mejor cerveza. —Siat sonrió y se marchó.

Tilia, que había estado sentada esperando a que le preguntaran qué quería, derramó una lágrima silenciosa. Una vez más, la ignoraron como si fuera invisible. —Misha, ¿has comido alguna vez carne de orco?

—¿Eh? —Tilia, que estaba aturdida, se sobresaltó cuando dijeron su nombre— ¿Carne de orco? Ahh... No. Los cocineros en la cocina sólo cocinaban la carne de mayor calidad, pero para ser honesta, era toda sosa y tenía poco o ningún sabor. Sin embargo, el conejo asado que preparan Cecilie y tú está muy bueno. Así que estoy deseando probar esta carne de orco.

—Mmm... yo también. No he probado muchos tipos diferentes de comida desde que desperté aquí, así que espero que sepa bien. —Kana quería probar muchos tipos diferentes de comida que este mundo tenía para ofrecer. Después de pasar tanto hambre en su vida anterior, poder comer siempre que quisiera en esta vida era como un sueño hecho realidad.

Las dos chicas charlaron durante unos diez minutos cuando Siat volvió con una bandeja en la mano, se acercó a la mesa y colocó un plato de carne de orco, una hogaza de pan caliente, un cuenco de sopa de verduras y, por último, una jarra de cerveza.

—Aquí tienes, querida. Espero que lo disfrutes.

Tilia estaba a punto de llorar. ¿Por qué sólo ha traído una ración? Levantó la mano y preguntó: —Ummm, ¿dónde está la mía?

—¡Santo cielo! ¿De dónde has salido? ¿Intentas provocarle un infarto a esta anciana? —Siat casi se sobresalta cuando Tilia habló. Fue tan fuerte que toda la posada se quedó en silencio y miró en su dirección.

[Traducido por: Yves  ૮ ˙Ⱉ˙ ა ]

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