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Salvada Por Mi Loco Padrastro – Novela Capítulo 5

Capítulo de novela - 163 párrafos

[Traductor: PRYSE]

Salvada Por Mi Loco Padrastro

Capítulo 05

Su aura arrogante creció intensamente mientras más me miraba. Era como si hubiera hecho algo malo.

"¿Y cómo sé si eres una buena persona o una mala persona? ¿Estás segura de que el Gran Duque te envió?”

"Ja... el Gran Duque... Usted no tiene modales, ¿verdad?"

No confío en nadie.

Nunca lo pasé bien cuando confiaba en la gente.

Esta vez fue lo mismo.

Desde que mi padre murió, solo había una persona que yo pensaba que tenía buen corazón. Sentía pena por mi madre y por mí, y solía traernos comida de vez en cuando. Pero luego ese caballero intentó matarnos.

Era alguien que la emperatriz había enviado.

Solo fingía ser amable, para comernos sin sospechas la comida venenosa que él nos traía. Después de perder a mi padre, el primer hombre bueno que se acercó a mí solo me dió malos recuerdos. Después de todo, hay más personas desconfiables que personas confiables.

"Yo no confío en nadie".

Cecilia me miró con mucha emoción y se inclinó.

"No me interesa si no me cree. Me dijeron que le tratara como una hija del Gran Duque que apareció de la nada, ahora tendré que soportar esto".

Me agarró bruscamente por la muñeca.

"¡Me lastimas!"

"No sé cómo llegaste aquí, pero ahora, tendrás que lidiar conmigo. La princesa y el Joven Maestro crecieron a mi cuidado, así que tienes que seguir mis órdenes".

"¡Déjame ir!"

No se puede confiar en los adultos.

Intenté escapar de las garras de esta mujer llamada Cecilia. Sin embargo, no puedo escapar de la fuerza de un adulto.

"No tiene sentido que armes un alboroto".

Cuanto más me resistía, más fuerte era su agarre.

"Soy la mejor educadora de niños. Esta reacción al principio es normal".

"¡Déjame ir! ¡No quiero que me enseñen!"

"Desafortunadamente para ti, no sirve de nada que grites. No hay nadie por aquí que pase. Ya he tomado medidas para evitar que alguien interfiera hasta el final de la clase. Tendrás que quedarte conmigo hasta que termine. No se te permitirá irte hasta que termines".

Fue entonces...

La puerta se abrió con un gran estruendo.

"¿Por qué hay tanto ruido? ¡No pude evitar entrar por el ruido!"

A diferencia de esta persona, el hombre que gritaba abrió la puerta en el momento adecuado, como si hubiera estado esperando.

“Ah...”

Era un chico que era un poco más alto que yo, o bastante más alto.

Pero es demasiado joven para ser un adulto.

"Joven Maestro".

Cecilia, que me había estado tratando con dureza hace un tiempo, inclinó la cabeza a toda prisa.

"¿A qué se debe el ruido?"

"Es... porque está a punto de ser educada, y no me escucha en absoluto".

"¿Es ella?"

El chico con el pelo negro y los ojos azules me miró fijamente.

Entonces, las esquinas de su boca se movían incómodamente.

"Parece un hueso con piernas".

"Mira lo delgada que eres. ¿Cuántos años tienes?”

¿Está de mi lado o del contrario…?

¿Puedo confiar en él?

No tengo información sobre este niño...

Porque soy la única niña que he visto desde que nací.

El actual emperador que mató a mi padre tenía una hija, pero nunca me topé con ella.

"¿Tú cuántos años tienes?"

"¡Este hermano mayor tuyo tiene ocho años! ¡Ah! ¿O será que no sabes cuántos años tienes?”

"...Si lo sé".

"Entonces, ¿cuántos años tienes?"

"...Cinco años".

El chico me miró y agitó la cabeza.

"Mentir es malo”.

"...No estoy mintiendo. Realmente tengo cinco años".

"...¿Y eres así de pequeña? Yo te veo de tres”.

"¡Ni siquiera tengo tres años! ¡Tengo cinco!"

Inflé el interior de mis mejillas.

En ese momento, Cecilia nos miró de un lado a otro, antes de sujetarme por detrás.

Luego me levantó por los aires.

"¿Qué estás haciendo?"

"Joven Maestro, no debería estar aquí y actuar así. Hasta que termine la clase, nadie debe encontrarse con ella".

"¿En serio?"

"Ya veo, ya veo".

El chico, que me estaba mirando desde hace un rato, asintió sin decir mucho y se dió la vuelta.

Si se va, esta mujer no me dejará ir.

Sus ojos estaban llenos de veneno. Es muy aterrador.

‘¿Debería agarrarme de él?’

Fue entonces cuando dejé de luchar en los brazos de la mujer y traté de alcanzar al niño.

"Por cierto..."

Pero el chico astuto se me acercó de nuevo antes de salir por la puerta.

"¿Necesitas mi ayuda?"

"Tu cara dice eso. Creo que me está pidiendo a gritos que te ayude".

"No me gustas mucho porque pareces un esqueleto, pero te ayudaré si eso quieres. Solo dí "Hermano, ayúdame"".

"¡J-Joven Maestro! ¿No crees que suena como si le estuviera haciendo algo malo si lo dices así?”

Cecilia, que me abrazó por detrás, se sorprendió más que nunca.

"Tienes razón, pero parece que está a punto de morir ahora mismo".

"Bueno, eso–"

"Entonces, dílo. Escuché que ahora eres mi hermana. Si me pides que te ayude, te ayudaré".

Es muy extraño.

Hoy es la primera vez que veo a este chico, pero estoy extrañamente me siento inclinada por él.

¿Es porque no es un adulto o porque me mira de manera diferente?

Estiré mis manos hacía el sin darme cuenta.

"Ahora dilo".

"Llámame hermano".

"No tengo una hermana menor, por eso quiero que me llames hermano. Así que adelante, dilo".

¿Qué está diciendo?

¿Qué quiere decir con "hermano"?

Solo lo he leído en libros. Por lo general, decía que otros miembros de la familia se llaman así cariñosamente, pero cuando miré a este chico, él mostraba signos de incomodidad, como si ni siquiera fuéramos cercanos el uno al otro.

Lo miré desde arriba. Tiene las mejillas regordetas.

Como las de un ardilla.

Su mente era tan afilada como una espada, pero realmente parecía una ardilla.

"Adelante, hazlo. ¿Sabes cuánto tiempo he esperado a que te despiertes para pedírtelo? Tuve que aguantar hasta que te despertaras".

"...¿Me estabas viendo dormir?"

"...No, no lo hice. ¡Solo estaba esperando! De todos modos, ¿no me lo vas a decir o qué?”

Contrariamente a su apariencia, el niño es muy persistente.

"...Está bien, hermano. ¿Ya?”

El niño sonrió como si lo hubiera ganado todo con esa palabra.

"¡Por fin lo escuché! ¡Soy tu hermano! ¡Ahora tengo una hermana!"

"Lo dije... así que ahora tienes que cumplir tu promesa".

Miré hacia abajo al brazo que me sostenía en el aire.

El niño aplaudió, probablemente porque acaba de recordar.

"Sí. Cecilia, dejala ahora".

"Pero Joven Maestro, Su Alteza dió una orden directa".

"¿Padre te dijo que la molestaras?"

"¡No la estaba acosando!"

Después de lo que dijo, el niño extendió sus brazos hacia mí.

"Entonces puedes dejarla ir. De todos modos, no te gustan los niños".

"J-Joven Maestro..."

Cecilia, qué murmuraba cosas inaudibles, suspiró profundamente.

Abrí los brazos de par en par, como si le hubiera hecho el gesto de que me cargara. Fue extraño.

Recordé a mi padre que falleció.

Mi cálido padre que siempre me sonreía.

"Ven, hermanita".

"Puedes contar conmigo. Después de todo, ¡soy un hermano grande y confiable!"

Parte de mi corazón se calmó cuando lo escuché decir que podía confiar en él.

No me gustaban los adultos.

No puedo confiar en la gente...

Porque todo el mundo siempre se había reído de mí y me había molestado. Porque golpearon a mi madre. Pero extrañamente, el niño que estaba frente a mí no me hacía sentir desconfiada.

El niño al que Cecilia llamó "Joven Maestro"...

Así que me dejé cargar por el chico.

Cecilia me dejó ir, ya que no podía desobedecer al niño que llamó "Joven Maestro".

El niño de ocho años era más grande y más fornido de lo que pensaba.

"Oh, eres más pesada de lo que pensaba".

"Olvida mi comentario de que tienes tres años".

"Ugh, ¿y qué quieres que haga? ¡Vamos, bájame!"

Mi madre siempre decía que era ligera, ¡pero en realidad soy pesada!

Ahora que lo pienso, mi madre no ha podido abrazarme últimamente.

Ella luchaba con la sensación de estar atrapada en desgracia.

Luego, sin dudarlo, el chico me dejó caer al suelo como un trozo de madera.

"¡Auch, eso duele!"

"¿Entonces? ¿Te dolió? ¡Eres más débil de lo que pensaba! En el futuro, tienes que crecer aún más".

Después de haberme tirado, me acarició lentamente la cabeza como si él fuera un adulto.

"Pero solo soy huesos".

Cecilia agarró la mano del niño con fuerza.

"Joven Maestro, por favor, deténgase ahora y vuelva".

"¿Por qué?"

"Tenemos que empezar la clase ahora. Como dije antes–"

Por un momento, la voz del niño se enfrió.

Su tono era diferente al de cuando me hablaba.

Su fría voz hizo que mi cuerpo se congelara por un momento.

"...Sí, Joven Maestro".

"¿Soy alguien cualquiera en este castillo?"

"No, no lo es".

"Dijiste que no soy 'cualquiera'. Pero si soy alguien, ¿por qué te atreves a detenerme?”

"Eso es porque la voy a… instruir".

"¿No te parece que primero necesita ser alimentada, y no que le enseñen?"

Solo entonces Cecilia inclinó la cabeza.

"¿Le has dado de comer?"

"Entonces trae su comida".

Se parece al Gran Duque.

Aspecto frío pero agudo. Esas simples palabras que pronunció no tenían ningún afecto. El chico la miró a los ojos.

Cecilia, que estaba actuando como si no hubiera autoridad alguna, asintió con la cabeza tardía.

"...Muy bien, joven maestro. La puerta está por–"

"¡No te preocupes! Estaré cuidando a mi hermana, así que vete a preparar su comida".

"No, no es eso... Hasta el final de la clase, no debería estar aquí–"

"No me hagas repetirlo".

En ese momento, sentí que el aura a mi alrededor se enfriaba. A pesar de que no usaba magia, el cuerpo del niño emanaba mucho mana.

Mi mirada no se podía despegar de él.

Aún así, este niño tenía una fuerza que era difícil de soportar para la gente común.

Finalmente, Cecilia, sudando, asintió y dió un paso retrocediendo.

"Muy bien, joven maestro".

Una vez que escuchó su respuesta y salió de la habitación, el chico me alzó la barbilla y me miró triunfante.

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